Troyes es la antigua capital de la región de Champaña en Francia. Las inclinadas casas medievales con entramado de madera y las iglesias de Troyes rezuman encanto, y como la ciudad ofrece museos y centros comerciales de primera calidad, es una joya que no debe perderse. También es un gran lugar para probar la especialidad regional de andouillette, que es un tipo de salchicha.

La ciudad está repleta de magníficas iglesias abiertas al público, incluida la de nave alta de San Pantaléon en la rue de Vauluisant, la iglesia más antigua de Troyes, Ste-Madeleine del siglo XII y St-Jean-au-Marché, la iglesia donde Enrique V de Inglaterra se casó con Catalina de Francia.

Llegar allí

La estación de tren Gare de Troyes ofrece conexiones con París, Dijon, Mulhouse y varios destinos regionales.

En coche, Troyes se encuentra en el cruce de las autopistas A5 (París – Troyes – Langres) y A26 (Calais – Reims – Troyes).

Por aire, el aeropuerto más cercano es el aeropuerto de Troyes – Barberey, que es un pequeño aeropuerto regional.

Troyes ha sido un asentamiento desde la época romana, cuando se encontraba en el centro de varias carreteras, incluida la Via Agrippa que conducía a Reims, y al sur a través de Langres y finalmente a Milán.

En el siglo IV, la ciudad fue la sede de un obispo que, según cuenta la leyenda, salvó la ciudad de Atila ofreciéndose como rehén.

En 878, Luis el Tartamudo recibió la corona imperial de manos del Papa Juan VIII. A finales del siglo IX, tras los ataques normandos a la ciudad, los condes de Champaña eligieron Troyes como capital; siguió siendo la capital de la provincia de Champaña hasta la Revolución.

Durante la Edad Media, fue una importante ciudad comercial y dio su nombre a Troy Weight. Las ferias de paños de Champaña y la recuperación del comercio a larga distancia y la nueva incorporación de la moneda y el crédito fueron los verdaderos factores que impulsaron la economía medieval de la ciudad.